Uno de los temas clave de Una clase de maravillas es la idea del perdón. El curso muestra que el verdadero perdón es lo importante para la paz interior y la conciencia de la propia naturaleza celestial. De acuerdo con sus enseñanzas, el perdón no es simplemente una práctica moral o moral sino un cambio elemental de percepción. Requiere dejar de lado los juicios, las preocupaciones y la percepción del crimen y, en cambio, ver el planeta y a uno mismo a través de la lente del amor y la aceptación. Un programa en maravillas enfatiza que el verdadero perdón conduce al reconocimiento de que las personas generalmente están interconectadas y que el divorcio entre sí es definitivamente una ilusión.
Otro aspecto importante de Una clase de milagros es su base metafísica. El regalo del curso sugiere una visión dualista de la realidad, única entre el ego, que representa el divorcio, el miedo un curso de milagros y las ilusiones, y el Espíritu Santo, que simboliza el amor, la verdad y la guía religiosa. Muestra que la vanidad es la base del sufrimiento y el conflicto, ya que la Naturaleza Sagrada proporciona un camino hacia la curación y el despertar. El objetivo de la clase es ayudar enormemente a las personas a superar la percepción confinada del ego y alinearse con la guía del Espíritu Santo.
Un Curso de Milagros también presenta la idea de los milagros, que se reconocen como cambios en la comprensión que provienen de una anfitrióna de amor y perdón. Los milagros, en esta situación, no son eventos sobrenaturales sino actividades donde las personas ven la realidad en alguien más allá de su confianza y limitaciones. Estas experiencias pueden ser tanto particulares como culturales, a medida que las personas llegan a comprender su naturaleza divina y la naturaleza divina de los demás. Las maravillas se consideran el resultado natural de practicar las enseñanzas del curso.
La clase profundiza más en el carácter del yo, proponiendo que el verdadero hogar no es la vanidad sino la esencia celestial interna que está más allá de las ilusiones del ego. Sugiere que el orgullo es sólo un hogar falso que la gente ha construido basándose en la preocupación y el divorcio, mientras que el hogar real está perpetuamente apegado a lo celestial y a toda la creación. Ergo, Un Curso de Maravillas enseña que nuestro objetivo final es tener presente y reconocer nuestro hogar correcto, permitiendo el movimiento de las ilusiones y miedos del ego.
Otro aspecto importante de Una clase de milagros es su base metafísica. El regalo del curso sugiere una visión dualista de la realidad, única entre el ego, que representa el divorcio, el miedo un curso de milagros y las ilusiones, y el Espíritu Santo, que simboliza el amor, la verdad y la guía religiosa. Muestra que la vanidad es la base del sufrimiento y el conflicto, ya que la Naturaleza Sagrada proporciona un camino hacia la curación y el despertar. El objetivo de la clase es ayudar enormemente a las personas a superar la percepción confinada del ego y alinearse con la guía del Espíritu Santo.
Un Curso de Milagros también presenta la idea de los milagros, que se reconocen como cambios en la comprensión que provienen de una anfitrióna de amor y perdón. Los milagros, en esta situación, no son eventos sobrenaturales sino actividades donde las personas ven la realidad en alguien más allá de su confianza y limitaciones. Estas experiencias pueden ser tanto particulares como culturales, a medida que las personas llegan a comprender su naturaleza divina y la naturaleza divina de los demás. Las maravillas se consideran el resultado natural de practicar las enseñanzas del curso.
La clase profundiza más en el carácter del yo, proponiendo que el verdadero hogar no es la vanidad sino la esencia celestial interna que está más allá de las ilusiones del ego. Sugiere que el orgullo es sólo un hogar falso que la gente ha construido basándose en la preocupación y el divorcio, mientras que el hogar real está perpetuamente apegado a lo celestial y a toda la creación. Ergo, Un Curso de Maravillas enseña que nuestro objetivo final es tener presente y reconocer nuestro hogar correcto, permitiendo el movimiento de las ilusiones y miedos del ego.